jueves, 8 de julio de 2010

La lección del taxista 3630

Zona de Tolerancia


Por Rodrigo Vidal

El asesinato del conductor del taxi 3630, ocurrido en pleno centro de la ciudad de Xalapa, deja varias reflexiones y ninguna, por muy desagradable que pueda resultar para muchos, se debe dejarse de lado.

En materia vial la ciudad es caótica, no cabe la menor duda. Para algunos automovilistas empeoró cuando incrementó al doble el número de taxis (de tres mil a seis mil), un fenómeno que se repite en varias ciudades de Veracruz.

En las llamadas horas pico (que se convierten cada vez en períodos más largos), empeora y se torna insoportable. Siempre detrás de algún automóvil hay otro que lleva más prisa que el de enfrente. El peatón se cruza por donde quiere o pide la parada del servicio de transporte urbano donde le sea más cómodo. Este desorden también alimenta el caos.

A las prisas de la vida diaria le agregamos un toque de calor, más del acostumbrado, el resultado se torna candente. Es un hecho que la cortesía se pierde con el calor, pero ¿qué pasa cuando la cortesía ya se perdió por otras razones, y le agregamos unos grados más de temperatura al ambiente? A esta receta póngale un arma para sazonar el asunto y lo que tenemos es algo similar a lo que ocurrió la tarde del martes sobre la calle Bustamante.

De acuerdo con el Sector Salud, son los conductores de automóviles quienes manifiestan más sus estados de irritabilidad debido al calor que acelera el estrés provocado por el tráfico, sobre todo en horas pico, que resultan ser también las horas más calurosas del día.

Son los taxistas, conductores de combis y autobuses los que pasan más horas encerrados en vehículos, y coincide que son los que más protagonizan conflictos viales. La amabilidad en ellos se evapora como agua sobre el pavimento caliente.

Pero nada justifica que una discusión por problemas de vialidad deba terminar en asesinato. El taxista fue ultimado con un arma de fuego, lo que hace más grave el incidente, porque estamos hablando que personas andan armadas por la ciudad y no les importa solucionar sus contrariedades a plomo.

Alguien preguntaba al saber la noticia: ¿será que así manejen mejor los taxistas? No lo creo, no creo que este incidente los haga más precavidos y mejores conductores, más amables y afables, porque por la naturaleza de su trabajo (conducir por horas durante todo el día, “competir” por ganar más pasaje, nunca haber querido ser taxista), tienden a permanecer en un estado de estrés constante y perder la cabeza… y hasta la vida.

Por lo tanto el crimen del taxista 3630 no debe llevar sólo a propuestas en el ámbito de la Seguridad Pública, como lo declara el alcalde de Xalapa, David Velasco Chedraui o como lo han pedido los ruleteros. Sí, de pronto genera incertidumbre que las calles de la capital las recorran personas armadas, pero los motivos para detonarla viene de diversos aspectos: sociales, económicos, psicológicos, ambientales, viales, que no deben quedar afuera en el análisis y en el planteamiento de soluciones.

Decir que pondrán más vigilancia policiaca es demagogia, total, las autoridades que están ya se van.

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