viernes, 2 de octubre de 2009

Mexicanos de exportación

Zona de Tolerancia

Por Rodrigo Vidal


La “exportación de mexicanos” va a la baja en este año. Leyendo el informe sobre la migración que hace el INEGI, encuentro información sobre el comportamiento de este fenómeno social, que afecta aún más a las localidades rurales.

El reporte del INEGI indica que al segundo trimestre de 2009, según información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), el INEGI registra que “poco más de 144 mil personas que vivían en México cambiaron su residencia habitual al extranjero”.

Y agrega que “la pérdida de población por efecto de la migración en el período es sustancialmente menor comparada con la pérdida neta en el mismo lapso de años anteriores: 80 por ciento respecto de 2006, 70 por ciento respecto de 2007 y 52 por ciento respecto de 2008”.

Y aunque las localidades urbanas (con 15 000 habitantes o más) aportan la proporción más alta del monto total de emigrantes del país, “las tasas en 2008 muestran que el fenómeno tiene mayor intensidad en el contexto rural (localidades de menos de 2 500 habitantes) ya que en éstas se contabilizaron 10.8 emigrantes por cada mil residentes habituales, mientras que en las urbanas la tasa es de 4.4 por cada mil”.

Hablar de problema, no es referir sólo a cifras. Detrás de la migración hay mucho más que decir. Hace poco, el mes pasado, tuve la oportunidad de visitar la comunidad Arenal, que pertenece al municipio de Espinal, en la sierra totonaca, y platicar con los niños que participaron en el taller de fotografía estenopeica que impartió el grupo de Medios Indígenas del Centro de las Artes Indígenas.

Del grupo de casi 20 niños, todos tenían un familiar en los Estados Unidos. Hubo una niña que vivía con su abuelita, porque sus padres estaban en el extranjero. La familiaridad con la que se referían a ellos y su ausencia me dio una idea de lo arraigado que está la migración en esa comunidad, pues es natural que los padres se vayan.

Incluso para algunos niños ese era su objetivo. Todos contaban sobre su casa de material, o sus juguetes en navidad, o su televisión, dvd o estéreo, traído desde el extranjero o comprado con los dólares que sus padres mandaban. Nadie extrañaba, al contrario. Así tenía que ser y a ellos les tocará en un futuro hacerlo. Quizá antes, pues niños menores de 14 años ya son parte de las estadísticas de migración.

En 2008 la mayor parte de los emigrantes (66.7 por ciento) declaró que antes de su partida participaba en la generación de algún bien económico o en la prestación de algún servicio dentro del país, y 6 de cada 100 se declararon como no ocupados en alguna actividad económica, quizá estudiaban, quizá ahí vayan a estar los niños de Arenal o los de cualquier zona rural de nuestro México, lindo y querido.

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(14 de septiembre de 2009)

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