lunes, 8 de junio de 2009

El pozo tapado

Zona de Tolerancia

Por Rodrigo Vidal


Para el país y el mundo la tragedia ocurrida en una guardería de la ciudad de Hermosillo, Sonora, ha sido lamentable. Infinitamente más para los padres y familiares de esos bebés que murieron (44 al momento de escribir estas líneas).

Y las reacciones por parte de las autoridades, en su momento encargadas de vigilar y prevenir el accidente, no se han hecho esperar, y van por dos caminos: el encontrar a los responsables (porque los hay), no sólo del incendio, sino de la autorización de una guardería en un sitio con todas esas características; y el -ahora si-, vigilar que los más de mil 500 centros de cuidado infantil del gobierno federal, además de los que ofrecen los estados y los de instituciones particulares, cumplan con las normas de seguridad.

Tan sólo en guarderías del IMSS, existen 223 mil niños en todo el país. El futuro de México queda bajo resguardo en estancias infantiles o guarderías cuyas instalaciones, la gran mayoría, no fueron creadas para tal fin. Los ejemplos más claros ocurren en las guarderías de la Secretaría de Desarrollo Social, que fueron autorizadas para que operen en lugares inadecuados, en casas improvisadas, donde incluso, habita toda una familia.

Y si la lista por deficiencias en los edificios se hace larga, aún es mayor si le seguimos por el lado del personal a cargo de estos lugares. Al menos ya existe instrucción para supervisar todas las guarderías del país –algo que por normatividad se supondría que debe ocurrir una vez por año-, y lo curioso aquí es que, en el caso de Veracruz, se deja la instrucción a direcciones y departamentos de Protección Civil, es decir, la prioridad son las construcciones, los edificios, pero considero que también debe ser de extrema importancia evaluar al personal a cargo de los niños.

Ahora que todos van a tapar el pozo –porque imposible que restituyan el daño ocurrido en Hermosillo-, pues que lo hagan bien, y que aprovechen no sólo a hacerlo con las guarderías, porque, al menos aquí en Poza Rica, con este boom petrolero, algunas escuelas están próximas a instalaciones de riesgo.

Lo que mató a los niños en esa guardería no fue el fuego, sino la imprudencia y la corrupción, primero por querer hacer de una bodega como esa, una estancia infantil, y luego porque las autoridades que debía impedirlo, lo aprobaron, pasándose de largo por la norma que regula estas situaciones.

¿Quieren tapar el pozo?, es hora de que se fajen los pantalones las autoridades, de los tres niveles, y apliquen la ley. Alejen el peligro de los niños y las instituciones donde los cuidan y los educan. ¿Por qué existen cantinas, bares, talleres, almacenamiento de sustancias químicas, gasolineras, y demás lugares de riesgo, cerca de escuelas?

Si quieren resultados, sólo apliquen la ley, tapen bien el pozo porque puede que por donde menos se lo esperen, se les ahogue otro niño.

El picadero
Qué simpáticos mensajes del Día de la Libertad de Expresión leyeron autoridades en Veracruz, en los actos donde conmemoraron esta fecha; pero más sorprende la actitud de comunicadores y periodistas a esta bizarra relación medios-gobierno, donde es la libertad de expresión a la que le tocó bailar con la más fea.

Ahora si me puse rojo, pero de vergüenza.

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