viernes, 5 de septiembre de 2008

Dulce sabor a venganza: la pena de muerte

Zona de Tolerancia

Por Rodrigo Vidal

En Estados Unidos la pena de muerte no ha reducido ni la criminalidad ni el grado de violencia y locura con el que se cometen los asesinatos en ese país. Y vaya que hablando de sadismo y asesinatos en serio (y en serie), los gringos se pintan solos.

Por lo tanto, proponer una versión a la mexicana de la pena capital me resulta preocupante, pues en este momento nace de un sentimiento de venganza y no de justicia. Insistiré -y no porque lo diga yo-, que aumentar las penas no nos garantizan la disminución del índice de criminalidad que estamos viviendo.

Son muchos los factores que mueven a una persona a dedicarse a la delincuencia, comenzando por su contexto socio económico. Nadie nace delincuente. De ahí las ambiciones y las circunstancias que llevan a lograrlo o no (y es que cuando de delincuencia se trata, no sólo me refiero a los asesinos o el crimen organizado, sino a los delincuentes políticos y políticos delincuentes, a los empleados delincuentes, a los hijos delincuentes, a los sacerdotes delincuentes, a los patrones delincuentes, etc, etc).

Es tal el grado de corrupción que invade el país, que muchos de esos delincuentes siguen libres y por ellos están pagando condena personas inocentes. La fabricación de chivos expiatorios (no, no son los clonados como la oveja Dolly q.e.p.d., sino aquellos personajes que implican en un delito para taparle el ojo al macho, aunque no sean los reales delincuentes); está en un grado casi de deporte nacional –viera la de medallas que tendríamos-.

Entonces, proponer la pena de muerte, primero, no reducirá la delincuencia en México, y segundo, ¿quién nos garantiza que la persona que va directo a la plancha, a punto de ser ejecutado, es el delincuente que todos creeríamos que es y no un desdichado al que le fabricaron el delito? Es como de miedo.

Las sociedades evolucionadas desaparecieron la pena de muerte, ¿y por qué Estados Unidos no?, - por eso dije las evolucionadas-. Entonces pedir la pena de muerte, como lo hizo ayer la organización México Unido, es regresar a la barbarie. Lo que se debe plantear no es sólo cómo condenar a los criminales, sino cómo evitar que surjan más y de a montón.

Excomulgadas again
Luego del fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), a favor de declarar constitucional la despenalización del aborto voluntario hasta las 12 semanas de gestación en el DF, la Iglesia Católica lanzó de nuevo la amenaza de excomulgar ipso facto a las mujeres que aborten y a todas las personas participen en el procedimiento y que hasta consientan una decisión así –por aquello de que tanto peca el que mata a la vaca, como el que le detiene la pata-.

Pero recordemos que ante las críticas mundiales que surgieron tras esta postura de la Iglesia Católica mexicana, el Papa Ratzinger alias Benedicto XVI, durante la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe, en Brasil, reculó y dijo que esa era una postura extrema y radical.

Como ya me expulsaron una vez por apoyar la despenalizada del aborto en el DF, en esta ocasión no quise quedarme con la duda y pregunté. La Iglesia Católica no Excomulga así como así, lleva un proceso largo, en el que notifica de manera personal, que ya fueron expulsados del catolicismo. Quisiera que en realidad lo hicieran.

Periodistas a la baja
El presidente de las Asociaciones de Periodistas de México, Roberto Quiñónez Olivas, hizo un enésimo llamado a las autoridades para que se comprometan a investigar como se debe los crímenes contra periodistas, que suman 48 casos en el país, sin contar siete desapariciones.

Y no es por “zacatito verde” como un amigo me decía al hablar del tema, sino porque parece que a ninguna instancia gubernamental le importa.

Comentarios, quejas, sugerencias y mi carta de excomunión oficial, dirigirlas a:
rodrigovp76@gmail.com o dejarlos aquí abajo.

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